jueves, 18 de agosto de 2011

Bajazor

                        
                           I

Conduzco una motocicleta de deseo
Por una autopista vertical
Que con su lujurioso seseo
Me lleve a la ciudad de las ilusiones
Ése destino final
Que hoy tienen mis intenciones

No es necesario paracaídas
Ya no hay existes, Altazor
No importa que tan lejos sea la caída
Desde la mansión del ruiseñor
Hasta tu amor que se olvida

Mejor ahora que no tenemos Dios
Pues ya no es necesario
Si no quiero decirte adiós
¿Es que no nos escondemos a diario?

Polvo de mi dios, arena de tus dioses
Anhelos que se funden tras las palabras
Imágenes no soñadas, oídos sin voces
¿Qué me importan tus dioses?
Ni siquiera el mío era algo por entonces
No hay nada más que deba decir
El camino se ilumina de luces
¿Para qué queremos dioses, Altazor?

Es cierto, no tenía corazón
Quizá era frío y altanero
Por eso nunca supe del amor
No me contradigas, Altazor
Ya no hay pasaje en mi velero
No sabías, como yo, que el amor...
¡Vaya, pues! no era tan traicionero

No me atormentes con absurdas reglas
Que la métrica no sabe reír
Y menos despertar bajo luciérnagas
He avanzado por esta autopista de marfil
Ascendiendo y ascendiendo en busca de las llamas
Que sé que están dentro de ti
Esperando el momento adecuado
Para encenderse con una mirada
No me crees, pero es así
Bajo la ciudad de ilusiones estrellada
Ya no habrá más dolor
Mi diosa bienamada

                       II

Despierto y ya no hay más que asfalto
Soñaba que volaba en una motocicleta de pasto
La ciudad de las ilusiones se oscurece poco a poco
¿Es que acaso estaré loco?
Es que tú no has visto, Altazor
La noche envuelta en llamas
Y el aroma del amor

Si ha de haber un final
Espero no sea necesario subir
Que la idea es más confusa y agria
Cuando no se origina en esta naturaleza
La que llevo para ti escondida
Escondida y lista para poner en la mesa
Junto a los manjares de tu belleza
Buscando la puerta de tu risa
Las llaves del beso
De esos ojos de cereza

No hay final aparente
Es absurdo el sentimiento
Se me escapa ya la luz
Más allá de la mente
Y sin embargo siento
Que tu presencia no se ha ido
De este corazón más de alguna vez partido

La oscuridad no hace bien a las letras
Pero a ti, Altazor, quizá te ilustre
Que es mejor a veces no seguir a la cabeza
Pues las ideas son de papel lustre
Y acá abajo está lleno de belleza

Mi motocicleta ahora es azul
Pero eso ya no importa
Pues tú comienzas a teñirte de rojo
No creas que me asusta
Ése brillo que sujetas, temblorosa
Tras esa expresión adusta
¿No conoces el amor?
Sólo obsérvate cual pétalo de rosa

                       III

La ciudad se perdió, tras la arena, se perdió
Sólo tú apareces ahora y me miras con candor
¡Ahora te apareces!
¿Es buen momento acaso?
Nunca es tarde, dice el ruiseñor
No lo sé, y no me interesa tal cosa
Pues con tu belleza, trastorno del fracaso
He logrado creer ahora en una diosa
Una diosa que detuvo al fin mi ocaso

Te he vencido, Altazor
Tú, que no creías en mí
Y te aferrabas a tu dios
Debiste haber sabido
Que el alelí no huele así
Si antes no ha bebido
De la copa del tormento
Y del vino de su voz

               IV

Finalmente he llegado
No hay luz
El tiempo se ha esfumado
Pues tu presencia se ha tragado
Todo el universo has devorado

¿Pero qué importa ya?
Ahí estás, eres la diosa que buscaba
Y luz de sobra tú derramas
¿Quién necesita tiempo y espacio?
Tu presencia es el nuevo plano cartesiano
En él vivo ahora, no hay nada más que buscar
¿Ves ahora, Altazor?
Ni siquiera el infierno me ha ganado
Sólo existe tu llama y la mía
En el frío amanecer
De unas vidas paralelas
Que se unen en la estela
De un insondable porvenir
De un continuo morir
De una estrofa muy larga
Y de un verso reflexivo
Que ha dejado el olvido
Por haber conocido el amor
Pero que no rima ni suena
Pues lejos aún está tu corazón 


por M.

lunes, 1 de agosto de 2011

Corona de risas

Ya no está esa visión extática al mediodía
Las hojas demuestran que sólo piensan en el esteticismo
A las mujeres no se les ocurre que sólo sirven a los poetas
El cielo padece de un orgulloso paroxismo
La noche se vende en moneda extranjera

La nada se pasea en su jaula
Las arenas se rebelan contra el mar
En la selva sólo crecen verbenas
Y del ocaso ya no queda ni su faz

Mirando por la ventana hay una fantasía
Una maleza tenue que compone sinfonías
El rojo cántico de una lavadora
El acero inoxidable que se queja de su brillo
La filosofía que ya no quiere pensar con un martillo

Extraña silueta alfombrada
Una pizca de azabache en su cabello
Aristocrático placer sin sentido
Proletario sentido sin placer
Loca ideología que da vida
Silogismos que de tanto hablar de la vida matan
Hechizos teóricos que morirán ayer

Opaco brillo negruzco
Solitaria música soñadora
Entre risas yo deduzco
Que la vida no pregunta por la hora
por M.